El tiempo todo entero: la realidad descongelada en la obra de Romina Paula
Este trabajo nace con la intención de explorar el universo poético de Romina Paula.
Este trabajo nace con la intención de reivindicar,
presumir,
relevar,
compartir,
relucir,
toda una serie de impresiones,
de notables impresiones,
afecciones,
sensaciones,
que del universo poético
(“Universo poético”: rico, poroso, permeable, sensible, en el mejor de los casos
di so nan te)
plasmado en la obra de Romina Paula se desprenden,
que de mi experiencia, quiero decir,
y la aclaración es justa,
subjetiva,
femenina,
situada,
-soy una mujer de 26 años
mojada por la lluvia de una tarde de primavera
viajando en colectivo hacia su casa
con varios libros en la mochila,
(cuyas hojas,
a partir de ahora serán crujientes
por la humedad que las invade desde lejos,
y me recordarán por siempre
que son un material tan sensible como la piel),
con libros en la mochila, decía,
con inseguridades de mujer joven,
(estudiante hija prima novia nieta hermana amiga trabajadora),
y la señal definitiva que me ofrece una captura de pantalla
extraída del oráculo de capturas de pantalla de internet,
que dice
me dice:
No se nace mujer[1].
Así como Fierro invoca santos
milagrosos a que vengan en su ayuda,
yo preciso, también, asistencia,
para expresar mi voz:
vengan santas, entonces,
Erinias, Gorgonas[2] milagrosas en mi ayuda,
que la lengua se me añuda y se me turba la vista:
que la desvergüenza haga justicia
en una ocasión tan ruda.
Llovía también esa tarde,
cuando viajaba en colectivo para llegar a la obra en cartel de Romina Paula:
Sombras, por supuesto
y claro que sombras, pensé,
cuando salía conquistada de la sala,
por ese poder
-si así me es permitido llamarle-
singular, efervescente y directo,
que tienen las mujeres cuando hablan:
no pretendo generalizar nada con esta afirmación,
es sólo una impresión personal.
Hablan, entonces hablo
empujada por la fuerza de todas ellas,
las palabras que me animan a salir de mis adentros:
This is a political film[3],
escribo con total convicción, visión, cosmovisión,
sobre el espejo empañado de mi baño.
¿Qué deseo?
Escribir con libertad,
de la mano de esa actriz,
de la mano de una mujer que quería interpretar a una mujer y le decía
a su director lo siguiente:
“Al estar ocupada en querer satisfacerte, cosa que nunca, claro, voy a conseguir,
porque de eso se trata, no puedo darme cuenta de qué es lo que deseo yo, de a quién. O qué. A eso me refiero con que me retenés por medio del terror. Porque en ese devolverme insoportable al mismo tiempo instalás la sensación de que ninguna otra persona podría verme distinto y que tengo que estar agradecida de que todavía estés dispuesto a soportarme”. (Romina Paula, 2013: 39).
Resueno en las palabras de esa actriz.
De ninguna manera dejaré que mi deseo quede solapado en las manos de otro.
Por eso leo a Romina Paula,
y pienso en ella cuando me pregunto qué voy a escribir
para este trabajo.
Pienso en sus personajes, pienso en sus tramas teatrales,
dinámicas vinculares que permiten desarmar,
abrir, reconfigurar, recombinar, jugar,
la trama de nuestra existencia,
con fines acordes a los que propone Donna Haraway
cuando habla de “communities of care and concern”[4],
comunidades de cuidado e ¿involucramiento?
Fines acordes también
al acto de echar luz en la oscuridad,
de enfrentarse con la sombra de la humanidad,
cambiar el mundo en el acto
de querer imaginarlo distinto
y de soñarlo, en el decir de Anzaldúa: apasionadamente[5].
Leo Fauna,
y El tiempo todo entero
y Por ejemplo, la chica del pelo,
con pasión, urgencia y necesidad.
De la primera me alucina
su intención de problematizar la representación,
siendo ella misma una pieza teatral, una puesta en escena:
¿Cómo representar la muerte? ¿Cómo elegir qué contar y qué no
de una vida,
precisamente,
de la vida de Fauna, una mujer legendaria?
¿Cuál es el detrás de escena propio de la construcción de una leyenda?
¿A qué responde? ¿Qué confirma? ¿Debilidad o fortaleza?
Eso se debate en Fauna,
y como siempre (o casi siempre)
los personajes se confunden:
“cada vez afirmo más que el estado constante debería ser el de no saber”,[6]
dice Romina en una entrevista.
El personaje de Antonia, en El tiempo todo entero,
encarna la disolución entre lo que sería, aparentemente,
el adentro y el afuera (lo privado y lo público),
y me convence otra vez
de que la única forma de “repensar el pensamiento[7]”
siempre implica poner en contacto lo que se cree dividido:
“Yo te digo que tu vida es rara y que deberías ser de otra manera y de lo raro que me parecés porque trabajás todos los días en el mismo lugar y atendés gente y les das de comer sólo para sentirte lo suficientemente mal como para sentirte mejor después, cuando no estás trabajando? Yo no necesito ese contraste para poder soportar el tiempo. Soporto mi tiempo entero, todo, sin parar. (Romina Paula, 2013: 91).
No tengo mucho más espacio para seguir escribiendo (insistiendo),
pero por suerte, Por ejemplo, la chica del pelo,
seguirá jugando, cuando me vaya,
imaginando un mundo
en el que la curiosidad por lo diverso y la inquietud
sean rasgos más premiados que la constancia y el tesón.[8]
Mientras me vaya, yo también,
me animaré a imaginar
qué pasaría en ese mundo,
y qué pasaría conmigo,
si me dejara llevar por él.
[1] El oráculo de capturas de pantalla es un algoritmo virtual que baraja distintos fotogramas, en forma de capturas de pantalla, tomados de diversos films/documentales/series de TV. En este caso, salió sorteado un fotograma del documental homónimo “No se nace mujer” (2008), sobre la vida de Simone de Beauvoir.
[2] Aquí me refiero a las deidades que reivindica Donna Haraway en “Pensamiento tentacular”. Seguir con el problema. Barcelona: Consonini, 2018. Pp. 59-98. “Las Gorgonas son poderosas entidades chthónicas aladas sin una genealogía adecuada, su alcance es lateral y tentacular, no tienen un linaje establecido ni ningún tipo fiable (de géneros sexuales ni géneros artísticos o literarios), a pesar de que estén figuradas y contadas como mujeres. En versiones antiguas, Las Gorgonas se entrelazaban con Las Erinias, poderes chthónicos subterráneos que vengaban crímenes contra el orden natural.”
[3] Con estas palabras quiero hacer referencia a una inscripción que se repite a lo largo de la serie-documental de Jonas Mekas, As I Was moving ahead occasionaly I saw brief glimpses of beauty (2001). Hay un episodio en particular de la serie en que dicha afirmación se lee sobre la superficie empañada del espejo del baño del director (él mismo lo escribe).
[4] Palabras de Donna Haraway tomadas del documental Story telling for earthly survival (2016).
[5] “Además de construir comunidad, podemos transformar nuestro mundo al imaginarlo de una manera diferente, soñándolo apasionadamente a través de todos nuestros sentidos y teniendo la voluntad de crearlo”. Gloria Anzaldúa. Luz en lo oscuro. Buenos Aires: Hekt, 2021.
[6] “El estado constante debería ser el de no saber”, entrevista a Romina Paula por Martina Vogelfang para La Primera Piedra, febrero del 2021.
[7] “Importa qué pensamientos piensan pensamientos. Importa qué conocimientos conocen conocimientos”. Donna Haraway en “Pensamiento tentacular”. Seguir con el problema. Barcelona: Consonini, 2018. Pp. 59-98.
[8] “que querer siempre una cosa distinta está mal visto, no sé por qué. Lo que se valora, lo que se premia es la constancia, el tesón”. Romina Paula. “Por ejemplo, la chica del pelo” en Archivos de Word. Buenos Aires: Mansalva, 2021.
BIBLIOGRAFÍA
Anzaldúa, Gloria. Luz en lo oscuro. Buenos Aires: Hekt. 2021.
Haraway, Donna. “Pensamiento tentacular” en Seguir con el problema. Barcelona: Consonini, 2018. Pp. 59-98
Paula, Romina. “Fauna” y “El tiempo todo entero” en Tres obras: Fauna, El tiempo todo entero, Algo de ruido hace. Buenos Aires: Entropía, 2013.
Paula, Romina. “Por ejemplo, la chica del pelo” en Archivos de word. Buenos Aires: Mansalva, 2021.
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