Accidente
Todo tiene que ver con todo.
Tiene que ver
con la fina capa de polvo que cubre la superficie de la ventana de un autobús escolar
sobre la que alguien dibujó
un par de corazones enlazados,
el hecho de haberme quedado sin batería en el teléfono
una vez más.
No voy a poder escuchar esa canción que quiero,
que siento es pertinente ahora
mientras viajo en colectivo
y la vida me sonríe
a través de la ventana,
pero entonces sí podré escuchar
a través de la radio del colectivo
(inconsciente)
esa canción
que tanto le gustaba a tu papá:
todo tiene que ver con todo.
Tiene que ver con la canción
y con la radio que la está reproduciendo,
“casualmente”,
este barrio y la librería del barrio en la que tantos libros,
tantos
libros
por delante y por detrás de las historias
nos supieron encontrar.
Tiene que ver con recordar:
mirar por la ventana y las ventanas en general,
escuchar una canción y las canciones en general,
viajar en colectivo y viajar en general.
Todo tiene que ver con todo,
me digo,
y es cierto,
y es loco,
que aún así,
entrelazadas,
algunas cosas se nos escapen.
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