Y abrir una puerta

 

Días como estos, que empiezan mal o que no empiezan como quisiéramos que empiecen, días que ya empezaron así, indefectiblemente, porque se empieza cuando se empieza. Se habla mucho de las despedidas y de la tristeza que nos invade cuando algo se termina, pero casi no se habla del dolor que a veces significa empezar algo nuevo. Por qué no? Del miedo que uno se encuentra en las ganas de comenzar. Es tan puro y tan intenso. Como es pura y es intensa la emoción analfabeta. Como es pura la alegría de los peces que viven adentro del agua, y se comunican adentro del agua y es intensa la burbuja que despiden de la boca, como si fuera una palabra elemental. Y a veces los días como estos, que empiezan mal o que no empiezan como quisiéramos que empiecen, a veces son días hermosos, preciosos, eternos. Días hermosos que empiezan diferente. Días como días. Me gusta: días como días. Días como el día en que te molestaste por algo que no tiene importancia, pero es lo más importante en ese momento: y no lo vas a decir, porque cualquiera diría que esa no es una razón para molestarse, porque cualquiera diría que de esa manera no se empiezan los días. Y así es como el día no empieza, tu día. Queda suspendido en ese raro intento de comienzo que no fue, a falta de convicción, a falta de fe. Por una palabra que no se atrevió a decirse, a crear el día. Y en lugar del día empezó la confusión, y en el lugar de la confusión se quedó el día interrumpido, lleno de posibilidades de comienzos. Lo bueno es reconocerlo. Y volver a buscar el día en ese comienzo que no fue, que no comenzó. Y llorar. Y siempre, después de llorar, abrir una puerta. 














Opening Night - Jessica Pratt

I can't speak - La luz




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