suelta
Qué triste, se perdió una bufanda y no la podemos encontrar. Era linda, era tuya, o de tu abuela, y yo también perdí muchas cosas, pero nunca me animé a escribirles. Qué triste, se perdió una bufanda, y no la podemos encontrar, y sólo querés llorar, y sólo sabés llorar, siempre que el recuerdo te sorprende, aunque no creas demasiado en él. Qué lindo repasar lo que perdimos y sentir el paso del tiempo como un regalo infinito que siempre nos permitirá inventar, porque siempre nos servirá para algo maravilloso dulce y necesario. Imaginar, imaginar a la bufanda en el pasado, en el futuro, en el presente, y en todos los tiempos que no pudo vivir pero todavía existen y seguirán existiendo secretamente en nuestra imaginación. Bufanda, en donde sea que estés, quiero que sepas que te quiero y que presiento que estás contenta, y eso me hace bien, muy bien (ya no lloro) y aunque haga frío en ese lugar en el que estás, y sea nuevo y desconocido para las dos, y todos digan que es d...